viernes, 27 de noviembre de 2009

Objetivo: Revisar nuestra vida a fin de buscar en ella el lugar que le damos a Dios.

Narración:

Señor, he salido a la puerta y afuera había hombres:

Iban, venían, marchaban, corrían.

Los autos corrían, la calle corría, la ciudad corría.

Corrían para no perder el tiempo, corrían en persecución del tiempo, para atrapar el tiempo, para ganar tiempo.

Hasta luego, Señor, excúsame, no tengo tiempo. Volveré a pasar, no puedo esperar, no tengo tiempo. Termino esta carta porque no tengo tiempo. Me hubiera gustado ayudarte, pero no tenía tiempo. Imposible aceptar, me falta tiempo. No puede reflexionar, no puedo leer, me veo desbordado, no tengo tiempo. Me gustaría orar, pero no tengo tiempo.

Tú comprendes, Señor, no tienen tiempo. De niños tienen que jugar y no les sobra el tiempo; luego... más tarde.
De chiquillos tienen que hacer sus tareas, no tienen tiempo; luego.
En la educación superior tienen sus clases y tanto trabajo, no tienen tiempo... más tarde.
De jóvenes hacen deportes, no tienen tiempo; más tarde.
Recién casados tienen su casa, tiene que arreglarla, no tiene tiempo... más tarde.
De mayores enferman y tiene que cuidarse, no tienen tiempo... más tarde.
Ya están agonizando, no tienen... ¡ Demasiado tarde !

¡ Ya nunca tendrán tiempo !

Así los hombres corren persiguiendo el tiempo, Señor. Pasan sobre la tierra corriendo, apresurados, atropellados, sobrecargados, enloquecidos, desbordados, y no llegan a nada jamás, les falta tiempo; a pesar de todos sus esfuerzos, les hace falta tiempo.

Señor, Tú has debido equivocarte en tus cálculos, las horas resultas demasiado cortas, los días se hacen demasiado cortos, las vidas son demasiado cortas.

Y Tú, Señor, que estás fuera del tiempo, sonríes al venos batallar con él. Tú sabes lo que haces. Tú no te equivocas cuando distribuyes el tiempo a los hombres. Tú das a cada uno el tiempo justo para hacer lo que quieres que haga. Pero no conviene perder el tiempo, malgastar el tiempo, matar el tiempo, pues el tiempo es un regalo que Tú nos haces, pero n regalo fugitivo que no se puede meter en un tarro de conservas.

Señor, sí, tengo tiempo, tengo todo el tiempo mío, todo el que Tú me das; los años de mi vida, los días de mis años, las horas de mis días, todas enteras y mías.

A mí me toca llenarlas, tranquilamente, con calma, pero llenarlas bien enteras, hasta los bordes para luego ofrecértelas y que de su agua desabrida, Tú hagas un vino generoso como hiciste en Caná de Galilea.

Por eso, Señor, no te pido el tiempo para hacer esto y aquello o lo de más allá, te pido solamente la gracia de hacer bien a conciencia lo que Tú quieres que haga, en el tiempo que Tú me das.

Preguntas para el diálogo:

1.¿ En qué te hizo pensar esta oración ?
2.¿ Cómo describirías los diferentes momentos que vive el protagonista ?
3.¿ Lo que plantea la oración tiene algo que ver con TU realidad ?
4.¿ Cómo describirías un día de tu vida ?
5.¿ Qué lugar ocupan Dios y las personas en tu vida diaria ?
6.¿ Qué podrías hacer en concreto para mejorar la calidad de tu tiempo ?

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