La siguiente es una colección de excusas que los estudiantes presentan luego de faltar al colegio.
Mi hijo está bajo prescripción médica y no pudo asistir ayer al examen. Por favor, discúlpenlo.
Favor disculpar a Cynthia por su ausencia. Ella estaba enferma y yo tenía su medicina.
Favor disculpar a Juan por estar ausente el 28, 29, 30, 31, 32, y 33 de Enero.
Favor disculpar a Dany por no estar. Fue culpa de su padre.
Julia no pudo ir al colegio ayer porque estaba muy nerviosa.
Por favor, disculpar que Nancy se quedó en casa. El doctor dijo que sus pulmones están muy contaminados para salir de casa.
Favor de disculpar a Margarita falto porque tenía cita con el dentista.
Por favor disculpar a Roberto por estar ausente. Él estaba resfriado y así no podía respirar bien.
Aplicación
Las personas tienen toda clase de excusas para las cosas que hacen. Algunas son verdaderas, otras no. Recientemente, un joven de Washington fue acusado por cargos de asesinato, sus abogados lo presentaron como "moralmente incapaz". No fue su culpa –dijo el Juez– que disparara y matara a su compañero. Él tenía una excusa.
Tarde o temprano todos tendremos que afrontar la responsabilidad por quienes somos y por lo que hacemos. No podemos pasarnos todo el tiempo echándole la culpa de nuestro comportamiento a los demás.
Las Escrituras nos enseñan que tendremos que darle cuenta a Dios por nuestras acciones. (Ver Romanos 3:19.) Cuando estemos parados frente al trono de justicia de Dios, no podremos pedir perdón diciendo que fue culpa de nuestras madres o de alguien más y esperar ser liberados del castigo. Jesús dijo, "No tienen excusa por su pecado" (Juan 15:22).
Por eso vino Jesús. Él es nuestra excusa. Él es la voz que habla a favor nuestro. Cuando nosotros creemos en Él y lo seguimos como sus discípulos, somos liberados de nuestra culpa. Cristo se para con nosotros ante el trono de justicia y dice, "Por favor, perdona a ____________. El/ella me pertenece. Yo ya cancelé su deuda." Y eso está bien para Dios.
Mi hijo está bajo prescripción médica y no pudo asistir ayer al examen. Por favor, discúlpenlo.
Favor disculpar a Cynthia por su ausencia. Ella estaba enferma y yo tenía su medicina.
Favor disculpar a Juan por estar ausente el 28, 29, 30, 31, 32, y 33 de Enero.
Favor disculpar a Dany por no estar. Fue culpa de su padre.
Julia no pudo ir al colegio ayer porque estaba muy nerviosa.
Por favor, disculpar que Nancy se quedó en casa. El doctor dijo que sus pulmones están muy contaminados para salir de casa.
Favor de disculpar a Margarita falto porque tenía cita con el dentista.
Por favor disculpar a Roberto por estar ausente. Él estaba resfriado y así no podía respirar bien.
Aplicación
Las personas tienen toda clase de excusas para las cosas que hacen. Algunas son verdaderas, otras no. Recientemente, un joven de Washington fue acusado por cargos de asesinato, sus abogados lo presentaron como "moralmente incapaz". No fue su culpa –dijo el Juez– que disparara y matara a su compañero. Él tenía una excusa.
Tarde o temprano todos tendremos que afrontar la responsabilidad por quienes somos y por lo que hacemos. No podemos pasarnos todo el tiempo echándole la culpa de nuestro comportamiento a los demás.
Las Escrituras nos enseñan que tendremos que darle cuenta a Dios por nuestras acciones. (Ver Romanos 3:19.) Cuando estemos parados frente al trono de justicia de Dios, no podremos pedir perdón diciendo que fue culpa de nuestras madres o de alguien más y esperar ser liberados del castigo. Jesús dijo, "No tienen excusa por su pecado" (Juan 15:22).
Por eso vino Jesús. Él es nuestra excusa. Él es la voz que habla a favor nuestro. Cuando nosotros creemos en Él y lo seguimos como sus discípulos, somos liberados de nuestra culpa. Cristo se para con nosotros ante el trono de justicia y dice, "Por favor, perdona a ____________. El/ella me pertenece. Yo ya cancelé su deuda." Y eso está bien para Dios.
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