“Cierren ojos manténgalos cerrados hasta que les indique abrirlos. Dentro de tres minutos pediré a uno de ustedes que se levanta y ante este grupo, hable de sí mismo entrando en algunos detalles, con sinceridad, cosas que nunca dijo a nadie, cosas prohibidas.
Quiero que imagine que usted es la persona a la que llamaré. Le estoy dando la oportunidad de ensayar y decidir qué va a decir.
Imagínese realmente que está parado frente al grupo y mirando a la gente, ¿Qué haría usted?
Tome contacto con su cuerpo y ahora, ¿qué sensaciones experimenta? ¿Qué tipo de tensión, nerviosismo o excitación siente?
Ahora permanezca en contacto con su cuerpo y note cualquier cambio mientras digo que no voy a pedirle a nadie que se pare y hable delante del grupo sobre sí mismo, darse cuenta de lo que sucede en su cuerpo ahora...
Muy bien... Abran los ojos.”
Ahora quiero decirles algunas palabras que pueden ser útiles para entender esta experiencia.
Deliberadamente los amenacé con una situación futura.
Les pedí que saltaran al futuro y se prepararan para hablar el grupo sobre ustedes mismos.
De ese modo su energía y excitación aumentaron a fin de entender algunos síntomas: el corazón palpitando, algunos músculos poniéndose tensos, etc.
Si la tarea hubiera sido llevada a cabo, toda excitación podría haberse manifestado en actividad: movimiento del cuerpo, hablando, gesticulando, etc.
Pero ya que solo fue un desafió, toda la excitación no tiene nada que hacer, de modo que lo que ustedes experimentaron fue ansiedad o miedo al público.
Algunos probablemente imaginaron fracasos y consecuencias siniestras que solo excitan y agitan horribles catástrofes que solo existen en la imaginación, su preocupación interfiere la realización de la tarea en si y hasta puede ocasionar el fracaso que se tiene.
Hay un cuento que ilustra el derroche que implica este compromiso con el futuro.
Un joven acaba de arreglar una cita con una muchacha muy atractiva, para la noche. Ese mediodía y mañana en la mañana tiene que rendir un examen importante, ¿Qué sucede?.
Toda la tarde su mente está ocupada pensando en la cita de la noche y no puede estudiar.
Luego, en la noche, cuando está con la chica, está preocupado por el examen del día siguiente que no puede disfrutar de la compañía de ella.
Estoy seguro que pueden reconocerse a ustedes mismos en este cuento.
Toda preocupación acerca del futuro reduce su contacto con lo que ahora existe y puede anularlo por completo.
Quiero que imagine que usted es la persona a la que llamaré. Le estoy dando la oportunidad de ensayar y decidir qué va a decir.
Imagínese realmente que está parado frente al grupo y mirando a la gente, ¿Qué haría usted?
Tome contacto con su cuerpo y ahora, ¿qué sensaciones experimenta? ¿Qué tipo de tensión, nerviosismo o excitación siente?
Ahora permanezca en contacto con su cuerpo y note cualquier cambio mientras digo que no voy a pedirle a nadie que se pare y hable delante del grupo sobre sí mismo, darse cuenta de lo que sucede en su cuerpo ahora...
Muy bien... Abran los ojos.”
Ahora quiero decirles algunas palabras que pueden ser útiles para entender esta experiencia.
Deliberadamente los amenacé con una situación futura.
Les pedí que saltaran al futuro y se prepararan para hablar el grupo sobre ustedes mismos.
De ese modo su energía y excitación aumentaron a fin de entender algunos síntomas: el corazón palpitando, algunos músculos poniéndose tensos, etc.
Si la tarea hubiera sido llevada a cabo, toda excitación podría haberse manifestado en actividad: movimiento del cuerpo, hablando, gesticulando, etc.
Pero ya que solo fue un desafió, toda la excitación no tiene nada que hacer, de modo que lo que ustedes experimentaron fue ansiedad o miedo al público.
Algunos probablemente imaginaron fracasos y consecuencias siniestras que solo excitan y agitan horribles catástrofes que solo existen en la imaginación, su preocupación interfiere la realización de la tarea en si y hasta puede ocasionar el fracaso que se tiene.
Hay un cuento que ilustra el derroche que implica este compromiso con el futuro.
Un joven acaba de arreglar una cita con una muchacha muy atractiva, para la noche. Ese mediodía y mañana en la mañana tiene que rendir un examen importante, ¿Qué sucede?.
Toda la tarde su mente está ocupada pensando en la cita de la noche y no puede estudiar.
Luego, en la noche, cuando está con la chica, está preocupado por el examen del día siguiente que no puede disfrutar de la compañía de ella.
Estoy seguro que pueden reconocerse a ustedes mismos en este cuento.
Toda preocupación acerca del futuro reduce su contacto con lo que ahora existe y puede anularlo por completo.
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